Por Lucía Olivas
En el primer texto compartido en este blog, comuniqué una descripción breve de algunos de los retos que he enfrentado en mi recorrido de vida. A pesar de haber experimentado dichas situaciones, tuve la oportunidad de mirar, reflexionar y encontrar otras salidas que ayudaron a reiniciar mi estilo de vida. Tuve la motivación, el interés y las ganas de estudiar y aprender otros conocimientos, pero lo que más impacto tuvo en mí, fueron los estudios de maestría y de doctorado. Durante esos años, tuve tiempo para analizar y reflexionar muchas cosas que me permitieron ampliar y profundizar en mi identidad como mujer indígena Rarámuri, sin dejar de usar y practicar aspectos propios de mi cultura. Por ejemplo, porto con mucho orgullo mi vestimenta, me expreso en mi idioma materno (rarámuri), participo en las fiestas de mi pueblo en Norogachi, así como en los juegos tradicionales. Busco simetría entre mi cultura y lo que no forma parte de ella.
Desde muy pequeña, empecé a construir una idea diferente de lo que quería, para así evitar arrepentirme en el futuro. La educación contribuyó a cambiar mi modo de entender y construir mi propio camino. Todas las experiencias negativas que han impactado en mi modo de ser y de vivir, se han convertido en algo positivo. Por ejemplo, de niña veía violencia familiar y de adulta he evitado cometer estas prácticas que impiden llevar una vida digna.
Considero que vale la pena reflexionar e invertir tiempo en nuestra forma de actuar para encontrar soluciones a todo lo que hacemos, incluidos los conflictos emocionales. Creo que la fuerza está en lo individual, pero también en lo colectivo. En lo personal considero importante la claridad de las metas.
Las estrategias esenciales que he aplicado a lo largo de vida para enfrentar el racismo y otras discriminaciones, en particular durante mi educación superior están las siguientes:
Mostrarme como soy, lo que soy: una mujer rarámuri. La institución donde realicé mis estudios de posgrado (UIA-León) está enfocada a la educación con humanidad, por lo que en dos ocasiones que fui discriminada, las autoridades intervinieron.
Perseguir los propósitos que me propongo, esos anhelos los visualizo a corto y a largo plazo y construyo caminos para alcanzarlos, aunque algunos toman varios años.
He aprendido a reflexionar y superar sentimientos y pensamientos negativos, tratando de revertirlos de la siguiente manera:
Motivarme a trabajar
Aprender a controlar las emociones negativas
Fomentar en mis relaciones valores esenciales como el respeto, la responsabilidad, la puntualidad, etc.
Formar nuevos hábitos de lectura y de escritura
Tener seguridad en mí misma
Reflexionar en cada uno de mis actos (problema, consecuencias) y tomar una decisión
Tener claras las metas para alcanzarlas
Ignorar los comentarios negativos -si son críticas constructivas tomarlas para el crecimiento personal y profesional.
Dirigirme por mis convicciones, no por las palabras de otras personas
Valorar el apoyo de la familia y caminar juntos
Estas son algunas de las estrategias que he tomado en cuenta para trabajar en mi modelo de vida, las cuales voy ajustando y reconfigurando constantemente, observando cuál es la mejor para cada situación. En esta vida no existe una estrategia única para conseguir y cumplir lo que se desea, ni para enfrentar las adversidades, porque el camino se va descubriendo poco a poco y lo vamos construyendo con distintas metas.
Me he dado cuenta que no es fácil caminar y alcanzar esas metas. El inicio es complicado. Se requiere una decisión personal que no es fácil pues se necesita querer hacer y saber quiénes somos. El trayecto requiere aceptar y aprender de los errores – personalmente, en mi vida diaria analizo esos errores y busco tener resultados distintos si situaciones similares se vuelven a presentar. Tener la capacidad de aceptarme, de reconocer mis defectos y cualidades me ha permitido relacionarme con otras personas. Estar abierta a aprender, a intercambiar ideas, a conocer, a entender otras culturas y formas de ser me ha permitido responder de otra manera, buscando siempre construir una convivencia respetuosa y amable.
Nuestra vida está llena de acciones positivas que contribuyen a solucionar situaciones conflictivas, incluso aquellas que son negativas permiten buscar y encontrar estrategias con las cuales orientarnos a caminar y avanzar para alcanzar una meta, y así sentirnos satisfechas.
En conclusión, trabajar en equipo con otras mujeres sobre el tema del racismo, ha sido una experiencia gratificante, ya que como mujeres profesionistas estamos persiguiendo un mismo objetivo. Queremos que nuestra experiencia impacte en la vida de muchas mujeres y las que están iniciando sus recorridos en la educación superior, eviten no retroceder sino avanzar para llegar a la cima de la montaña, cualquiera que sea esa cima. Desde allí, desde esa cima se pueden emprender vuelos distantes y ejercer como mujeres profesionistas indígenas. Mujeres con dignidad y orgullosas de quienes somos, de lo que aportamos a la sociedad y a nuestras profesiones.
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