Lucía Olivas Espino
Mi nombre es Lucía Olivas Espino, y soy Rarámuri, originaria de la comunidad de Simuchichi, Guachochi, Chihuahua, y soy hablante del idioma rarámuri. Actualmente radico en la ciudad de Chihuahua, Chih. En [2019] egresé del Doctorado de Educación Interinstitucional de la Universidad Iberoamericana de León, Guanajuato.
Laboró en la Comisión Estatal de los Pueblos Indígenas (COEPI), la cual es una institución que trabaja estrechamente con las comunidades de la zona serrana y en las comunidades urbanas indígenas.
Con este escrito busco compartir mis experiencias sobre algunos retos enfrentados durante mis estudios de maestría y en doctorado. En particular, me enfoco en el racismo y el sexismo, ¿En qué se diferencia estos dos términos? Es fácil de comprender, el “racismo” es lo que enfrentamos cuando somos tratadas en forma diferente por pertenecer a un pueblo originario, por el color de piel, por la forma de vestir, incluso de hablar, ejemplo: algunas personas se sientes superiores a otras personas, aunque “sexismo” también está estrechamente vinculada, es decir, a veces nos quedamos calladas porque sabemos que con el solo hecho de ser mujer no tenemos voz, ni palabra somos excluidos en las áreas profesionales o incluso, en nuestro centro laboral.
“Tu no la ‘haces’ acá”
Lo que ahora interesa es evocar mis experiencias vividas en la trayectoria formativa al cursar mi licenciatura. Recuerdo una ocasión en que una maestra frente al grupo me dijo: “te voy a pedir que te pongas a leer porque tu escritura está muy mal y pues deberías de estar pensado hacer otra cosa, por si no la haces acá[1]”. A pesar de estas expresiones escuchadas no me hice a un lado, al contrario, fueron como situaciones que me ayudaron a hilar mis objetivos, y día tras día reflexioné sobre mi vida y nunca me detuve, seguí soñando lo que deseaba ser y cómo quería verme en un futuro.
Otra de las veces, una persona también me comentó que “yo no podía seguir estudiando, debido a que ya tenía un bebé, y eso me lo impedía”. Tal expresión hacía referencia a que por ser una madre de familia me vería limitada en seguir preparándome académicamente. Realmente, todas estas percepciones en lo personal me dieron fuerzas y coraje para de allí tener un soporte y avanzar con mis convicciones.
En nuestras vidas, afrontamos situaciones de discriminación por varias razones; la sociedad así impone, e incluso, a veces inconscientemente uno entra en este tipo de prácticas también, pues lo hemos aprendido. Pareciera un tema fácil de abordar, pero complejo en la vida para muchas personas, ¿ya que cada individuo tiene su propio concepto de lo que es la discriminación?, incluso, percepciones y creencias. Las personas nos movemos de acuerdo con los valores, o educación que recibimos en la infancia.
Vestir y Actuar - Enfrentando el Racismo y el Sexismo
En ocasiones, como personas pertenecientes de pueblos originarios experimentamos ambos: el racismo y el sexismo. Solo por portar un traje típico de la cultura. Recuerdo también en un centro laboral educativo una maestra comentó: “maestra usted no viene con jeans”, debido a que yo como maestra siempre me presentaba con mi vestimenta de la Sierra Alta Tarahumara. Una persona que porta o adopta la ropa de la cultura occidental, ¿va a dejar de poseer los conocimientos adquiridos en la comunidad y en la universidad? Eso no garantiza que una persona que aparente una “presentación perfecta” realizará un excelente trabajo. En este sentido, el hecho de que las mujeres profesionistas indígenas portemos nuestro traje tradicional no significa que dejemos de asumir compromisos o responsabilidades como maestras o alguna otra profesión, sino que, esos saberes y conocimientos se aplican, y no influye por como vestimos, sino como actuamos.
La mirada y las costumbres de las mujeres profesionistas, a veces son de acuerdo con la formación que recibimos, ya que en algunas universidades incluso buscan educarnos cómo se debe vestir.
En mi caso, algunas personas me ayudaron a valorar mi esencia cultural y a tomar mis propias decisiones de ir a la escuela con mi vestimenta, nunca me prohibieron portarla, en ese sentido fui respetada. Solo en la asignatura de Educación física llevaba ropa cómoda, es decir, uniforme deportivo de la escuela.
Igualmente, al concluir los estudios superiores tuve otras experiencias relacionadas con el proceso de búsqueda de empleo, para ejercer la profesión, aplicar los saberes y conocimientos adquiridos en las universidades, para dejar las solicitudes en diversas instituciones me presentaba con mi vestimenta típica de mi cultura. La persona que recibía las solicitudes me veía y pues mi percepción hacia estas actitudes era, “seguramente, ni revisa, ha de tomar la solicitud para tirar inmediatamente a la basura”. Y una comentaba: “en la universidad ponen una lista con empleos y puede ser que te interese” en lo personal no me interesó y no fui, era una forma de dar más opciones, y era para que no solo me quedará esperando la respuesta de la Universidad.
Como reflexión de cierre, quisiera comentar que los retos que enfrenta una persona indígena al busca empleo es que, por parte de las empresas, instituciones son tantas las exigencias que ponen para buscar candidatos y candidatas para postular en las convocatorias que publican, por esta misma razón a veces por miedo muchas personas no se animan a buscar empleo y en la actualidad siguen sin ninguna respuesta. Lo que me he dado cuenta es que, implica crear nuevas estrategias para estar en una misma sintonía con la cultura occidental, es decir, tener buena relación con personas que tienen los mismos objetivos que uno y sumarse a ello para aprender a moverse y a poner en práctica lo adquirido en el recorrido de vida.
[1] “Hacerla” en español mexicano hace referencia a tener éxito.
Buenas tardes rosarionarezo_benavides, sí ha sido un proceso complicado, sobre sobre en los primeros años de escolaridad porque tuve que alejarme de mi familia desde edad pequeña.
Bien, Lucía, supongo que no fue nada fácil. Hay que vencer tantas adversidades, pero creo que también e eso se trata la vida. Enhorabuena. Saludos. Rosario Narezo.